“1 de cada 4 personas pueden sufrir un ACV a lo largo de su vida”

Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Algunas veces, se denomina “ataque cerebral”. Si el flujo sanguíneo se detiene por unos pocos segundos el cerebro no puede recibir nutrientes ni oxígeno, lo cual puede llevar a que las células cerebrales mueran, causando daño permanente al tejido cerebral.

Hay dos tipos principales de accidente cerebrovascular: Accidente cerebrovascular isquémico y Accidente cerebrovascular hemorrágico.

El accidente cerebrovascular isquémico agudo ocurre cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro, resulta bloqueado por un coágulo de sangre. Esto puede suceder de dos maneras, se puede formar un coágulo en una arteria que ya está muy estrecha, esto se denomina accidente cerebrovascular trombótico, o un coágulo de sangre se puede desprender de otro lugar de los vasos sanguíneos del cerebro inclusive de alguna otra parte en el cuerpo y trasladarse hasta el cerebro, esto se denomina embolia cerebral o accidente cerebrovascular embólico.

Síntomas del ACV isquémico agudo

Los accidentes cerebrovasculares (ACV) son siempre una emergencia. Si sufre: parálisis de la mitad de la cara, dificultad para hablar, debilidad para levantar uno de los brazos podrías tener un ACV isquémico, esta enfermedad tiene tratamiento y ante estos síntomas hay que actuar rápido asistiendo a un servicio de urgencias. Otros síntomas incluyen: dolor de cabeza intenso, mareos repentinos, confusión, problemas para ver en uno o ambos ojos y dificultad para caminar. Actuar a tiempo cuando se sospecha un accidente cerebrovascular puede marcar la diferencia entre la muerte, la discapacidad permanente, la ocurrencia de otro ACV o la recuperación del paciente.